Kriticos Pluma y Espátula Cara a Cara con Pablo Scioti©, 2008 por Héctor Rincón
El artista plástico Pablo Scioti era, hasta hace poco, otro más en la nutrida lista de uno de esos acontecimientos globales de la Web 2.0: Facebook. No obstante, algo nos erradicó del caos mientras Pablo preparaba la pava para su mate y yo mi consabido café negro. Fuimos articulando una perfecta armonía propugnada por el afecto, la soledad, la admiración y el respeto mutuo por nuestras producciones. Creaciones de dos suramericanos en un exilio necesario en otras tierras; las mías circulando en la literatura, las de Scioti en las artes plásticas. Insólitamente cada una adentrándose y experimentando en el campo contrario con bastante pericia “Pintar las palabras / las relaciones entre la pintura y la poseía tienen larga historia…” Duran, 1987.
Un día Scioti me pidió una crítica de su arte. Me vi en la disyuntiva, no de negarme, sino de internarme en un campo que, aunque siempre ha coexistido conmigo, significaba adoptar una nueva perspectiva. Una crítica que supone un bagaje amplio, Viñales, 1986, para interpretar el lenguaje de la obra: sus mensajes, intencionalidad, simbologías, y significados, entre otros. Confío en no emular, esas críticas de arte en los rotativos y revistas que parecen una complicidad entre crítico y el artista, reduciéndose a un lenguaje meramente sentimental.
Emprendí el viaje encomendándome a la lectura y la pasión que me une a las artes. Decidí que mi encuentro con su obra fuera fundamental y estratégicamente subjetivo. Construí un puente para interpretar y discernir sobre la relación Scioti-obra y su obra conmigo como espectador. Traté de esbozar un proceso para comprender el mensaje de su trabajo cuya planimetría, marcada por una confluencia de elementos entrelazados, me permitiera determinar su calidad expresiva.
Comentar sobre de la trayectoria de Pablo Scioti, artista nacido en Buenos Aires, Argentina en 1974 y actualmente radicado en España sería desvirtuar el propósito de esta crítica de arte. A su haber, una amalgama de logros que valorizan y enriquecen su obra a nivel local e internacional como exposiciones y producciones televisivas.
La obra de este maestro, logra despertar todos mis sentidos. Es observar una trayectoria ascendente donde cada trabajo posterior supera el anterior. La búsqueda de ese estilo personal donde convergen grandes maestros como el Greco, Picasso, Grünewald, Schielle y por supuesto Van Gogh “…mirando sus colores, sus modos de colocar la pintura con la espátula / su poder para usar la técnica a favor de su alma…” Scioti, 2008. Su arte, como cualquier otra manifestación del hombre para comunicarse, evidencia un proceso de madurez mediante el aprendizaje, uso y mejoramiento de técnicas para plasmar los símbolos e imágenes que le permitan expresarse. La afinación del color con cualidades visuales mejora progresivamente revistiendo valores como la luz con luminosidad y sombras oportunas. No intento razonar sobre la psicología del color de Scioti dada la poca investigación empírica al respecto y su nexo con representaciones alternativas. No obstante, y desde una perspectiva occidental, los colores de sus obras estimulan las sensaciones, algunos impresionan y adquieren ese valor de símbolo capaz de transmitir emociones y sentimientos muy fuertes.
Según Traba, 1972, propio de la mayoría de los pintores jóvenes latinoamericanos, es experimentar con los dibujos. Scioti no es la excepción. Tuve acceso a sus dibujos, en ellos, adivine una línea frágil bañada de aspereza buscando el camino hacia otras técnicas de mayor complejidad. Caminos que le permitan plasmar la desorganización y el caos encubiertos de nuestras sociedades reflejados en muchas de sus obras (i.e. Atril Empañado, Estatua Muda, Autorretrato, El Charco, La Caída).
Al observar su serie reciente denominada Empire of the Heart, se podría inferir que este pintor se ubica esporádica o, especialmente, en esa casta de artistas cuyo denominador común es la melancolía y sus profusos matices. Sentimientos gestados en las críticas sociales y religiosas, entre otras, donde se percibe una introspección que enaltece lo irreal y lo subjetivo. Se establece una unión irrevocable con la soledad en su lucha constante con la racionalidad. En esa lucha, muchos artistas gestan sus obras producto del sudor, lágrimas, impotencia y la sangre misma. Un proceso de abstracción donde lo insignificante se torna relevante y su magnitud puede llegar inclusive a umbrales insospechados. “…hierven en silencio con dolorosa quietud / los perros ladran otra vez a una luna embriagada que les quita el sol de la mañana / Se desmayan los oleos, la pluma se queja ante la imprudente violencia de un silencio impenetrable…” Scioti, 2008.
La obra de Pablo Scioti es la incesante búsqueda por transmitir y comunicar su esencia mediante de los oleos, la trementina, la espátula y el caballete. Un alma gemela que atrapa la furtiva metáfora apropiándose de ella para tocarnos el alma transfiriendo una realidad cualquiera: suya, compartida o individual. “…sentir que las horas en hacer una pintura, las veía en el rostro o las palabras de una persona / yo hago cuadros, pero no son míos…la expresión se hace verdad por si sola; todas valen y yo aprendo…”. Scioti, 2008.
La partida de Scioti a España tiene un propósito similar, según lo hicieran grandes maestros de la pintura latinoamericana: Bonervardi, Fernández Muro y Sarah Grilo de Argentina y Ramírez Villamizar, Edgard Negret y Fernando Botero de Colombia en su éxodo a New York. Un migración cuya consecuencia principal es la incorporación de formas extranjeras, para Pablo Scioti seguir afinando en su arte una identidad propia sin la cual sería imposible proseguir su inminente universalismo.
Excelente crítica sobre el arte de uno de los pintores más expresivos que haya conocido. En muy poco tiempo Scioti de convirtió en uno de mis favoritos. Me es sumamente facil identificarme con su obra, la cual ha dejado una profunda huella en mi alma y vida. Nada mejor que la extraordinaria sensibilidad de un escritor como Héctor Rincón, podría analizar tan acertadamente la obra de otro divino sensible, como lo es Pablo Scioti.
Gracias a ambos por su contribución al arte de nuestra época.